miércoles, 9 de septiembre de 2009

Candy...

"Cuando recibes una segunda oportunidad, no debes olvidar lo frágil que es ese instante."

Cada mañana ella despierta luego del mediodía. La luz que entra por los cristales es lo único que la despoja del agridulce letargo del sueño. Sí, un nuevo día. Ya pasamos al siguiente. Ya se aproxima el anochecer. ¿Ya es lunes? ¿No? ¿Martes, quizá?

Abre los párpados con desdén. Otro día más en el espectáculo de marionetas suicidas ¿Habrá carnicería para culminar el atroz desfile? No, no habrá ningún bocado. El único ágape será el de sentarse frente al televisor indiferente y engullir con desazón mierda para aplacar la ansiedad del vacío. Con algo tienes que llenar el hueco del sinsentido.

Sí, lo sabe, inevitablemente sabe que los segundos transcurren. Otro maldito día más. A penas oye la lluvia caer. Afuera llueve hermosamente, pero no lo sabe, sólo son gotas de agua que caen verticalmente en su mundo difuso. "Qué martirio el de sentir la constante respiración una y otra vez luego de despertar ¡me estoy ahogando en mi respiro!" Abre los ojos, exhala con hastío y ve el cuadro inconcluso. Todas las mañanas --¿o tardes?-- lo observa sin cambios, igual que ayer, que antes de ayer, que hace un mes atrás. "Jamás será una cándida mariposa". Los mismos huesos desmesurados y mal pintados, la mueca monótona de horror en su rostro. Cuando la desesperación la monstruificó de tal forma, necesitó plasmarla en algo, y sintió cierto aire de ligereza. Era una vértebra menos en su espina dorsal. Mas ahora que el maldito rostro la mira a diario con sus ojos vacíos, se siente más enferma que al principio. Malditas manos, maldita pereza hostil, maldito lienzo. Nunca lo terminará...(?¿) ¿La alienación tiene límite?

Tres de la mañana, el cuerpo bañado en un sudor ponzoñoso. Afuera la lluvia cae y se apreta con rabia contra la tierra. Quiere estremecer su indiferente solidez. Pero nada, se mantiene impasible. Nada rompe su mónotona normalidad. Sólo un cataclismo sería capaz de estragarla y dejarle secuelas imborrables. ¿Hay que tocar fondo para despertar? El único inconveniente es que el fondo sólo existe en su forma más extrema, el fondo absoluto: la muerte. Ya es otro tema el del fondo mental, esa decadencia esperanzada que te hace creer que puede existir un mañana feliz aunque sigas siendo la misma carne macilenta que hace unos días. Patrañas.

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