miércoles, 9 de septiembre de 2009

Estulticia

¿Es menester una buena dosis de soledad para no tener el síndrome de la grandeza? ¿Sin secuelas dolorosas no puedes callar con humildad? Qué desperdicio. Qué desgaste de aire. Cuando comienzes a precipitarte por el despeñadero desierto, sin nadie que aprecie tus vacíos, entonces, sólo entonces, volverás a la mueca de dulzura agridulce. Aunque jamás volverá a ser dulce, si es que alguna vez lo fue.

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