jueves, 2 de septiembre de 2010

Tú eres el maldito heliogábalo sediento de vaginas prostituídas. Amante de las prostitutas libertinas, vulvas fáciles y mórbidos orgasmos. Incrústate en su útero y has que te para, para que seas tu propio hijo bastardo. Tú serás el padre que se autovioló para poder hacerse nacer del pubis indecente de la carne que has macerado entre tus entrañas fálicas.

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