viernes, 28 de enero de 2011

La antología del perro rabioso

La grandeza del perro

Uno dice: me cargan los perros, siempre babean y andan dando lástima, una mierda de animales.

El otro responde: ¿ah sí? ¿Te han agarrado a palos una noche entera? ¿Te han apagado colillas de cigarros en el lomo? ¿Has dormido un mes a la intemperie?¿ Has tenido que comer porquerías de la basura?¿Has tenido que luchar a muerte contra una jauría de perros para quedarte con la hembra?¿Has conocido la sed brutal, los martillazos en el hocico? ¿Ah? Y después dicen que los pobres perritos dan lástima, me gustaría que vieras una pelea entre dos perros rabiosos, o luchando al lado de su amo, para protegerlo.

I

El perro canalla y lameculos/ el perro llorón/ se hace hombre/ Cuando se transforma en Lobo Estepario./ lo mismo ocurre en el desviado y perverso mundo/ de los hombres/ criaturas compasivas y dignas de compasión/cuando lloran a los lomos de una madre/o de una mujer.

El Lobo Estepario no llora, / aúlla, ladra, se rompe a cabezazos la testa contra la nieve/ contra los árboles salpicados de blanco/ en la soledad de sus tierras yermas.

II

Perro aullando tu luna mordiendo los rostros de los niños devorados/ la rabia se espuma en tu hocico hormigueado/ dos gatas te miran por la ventana/ y cierto poeta menor te subestima /la grandeza del perro, / la grandeza de la bestia que guarda en sus patas/ la furia del invierno y la dureza de la soldad miserable/ el perro lazarillo guiando los pasos de la sombra/ aúlla a la luna porque su perra lo dejó/ perro duro de lomo estepario.


III

El tigre real, el amo, el solo, el sol/ de los carnívoros, espera,/ está herido y hambriento,/ tiene sed de carne,/ hambre de agua. (Eduardo Lizalde, El tigre real)

El perro de Jack London me espera en la ventana/ su hocico desmesurado crece bajo la nieve/ y sus colmillos refulgen superando al lobo/ en su destreza suicida y su pecho impecable/ limpio y puro como la nieve;/ el perro es superior al gato/ felino venido menos/ sólo el tigre supera al perro.

IV

En un cementerio/ dos perros se disputan la carroña del amo/ de Satanás/ y sus hocicos se muerden las encías/ sangrando la espuma y los huesos rotos/ se desfiguran en un intento vano y canallesco/ la noche;/ el día llega/ y los dos perros siguen machacándose/ hasta transformarse en jirones de pelo y de carne.

(hurtado de por ahí)

1 comentario:

  1. ebullen de tus palabras perros carnívoros, los que quieren las calles vacías y la luna alta, ha sido catártico leerte... saludos desde la gris estepa..

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