lunes, 23 de noviembre de 2009

Imaginarium


















A veces extraño a un desconocido. A veces hasta ni siquiera me importa caer en esa vacuidad mental a la que llaman anhelo, y lo espero, y lo imagino, respiro su aroma a soledad, siento su aliento sobre mí. Es tan lejano e inexistente. Nefasta obsesión,..

Qué fácil es caer y sumirse en ese engaño ilusorio. ¿Y qué más da? ¿Acaso el deseo no consumado tambien es perecedero? Y aunque me consume como una enfermedad, como una dulce adicción, por momentos me hastía. A nada más que al inexorable vacío pueden llevar la espera y los deseos humanos. Vivo suspendida en una quimera imaginaria, amo a una silueta desconocida y a ratos no me importa. Abismo fatalmente exquisito de la incertidumbre...

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