lunes, 23 de noviembre de 2009






Ja! No por nada la mayor parte de las grandes mentes brillantes se enclaustraron ¿Por qué? Porque el ansiar a otro es una enfermedad vacía y un verdadero y soberano desgaste de tiempo. Quizá anhelaban, ansiaban, pero este deseo no cruzaba las fronteras de los sueños. Una cosa es tener naturaleza humana, otra es depender meramente de ésta.

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