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Quiero que necesites de mí, que me implores, que te desvivas, que no me dejes vivir, que me destroces el alma, que me hagas caer contigo. Puedes botarme, pisotearme, morderme, desgarrarme las entrañas. Puedes hacer lo que te venga en gana conmigo, pero lo único que te prohíbo es que no seas la peste que lacere mis poros.