sábado, 12 de diciembre de 2009

Ciclo de olvido

Fragilidad, esa es la palabra que enmaraña esta su perecedera "cercanía" para con otros de su especie. Al fin y al cabo, todas las almas que divagan inmersas en el trágico compás descompuesto de la vida se encuentran solas [en esencia]. Es uno de los pilares ineludibles de la vida.

Quiere llorar, pero tiene los ojos secos. Duele ¡cuánto duele, maldita sea! Ni siquiera puede darse el placer de sofocarse en llanto, ni siquiera eso... De alguna manera necesita canalizar esa dolencia encequecedora ¡pero no sabe cómo! Escribe casi por inercia, intentando buscar las palabras precisas para describir aquella peste que la carcome, pero... pero no, no sirven, sólo duele, cómo duele... [Emociones fuertes invalidan los sentidos] Maldito atrofio mental, ha soñado ineptamente a sabiendas de la miseria que aquello trae. Le es casi inevitable no forjar utopías que jamás han existido y luego apretarse contra ellas hasta asfixiarse. Aferro malsano... Todo gira en torno a un vaivén inacabable. Los ciclos vuelven a repetirse una y otra vez. Ayer lo amó, ayer cercenaron sus estúpidos sentimientos y hoy intenta olvidar. Mañana pensará amar a otro, y luego a otro... intrascendencia fatal de esta su calidad humana... Aquellos a quienes se aferró pasan vertiginosamente, casi corriendo, por su gran espacio ansioso por ser llenado. Y así como llegan, pronto desaparecen. Mustia ausencia... Vil estupidez... ¿Para qué se molesta en ansiar si pronto se aproxima el tortuoso final?

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