Todos callan, en especial aquellas voces interiores. Nada, nada, no hay nada que decir, nada que mirar, nada que expresar. Las palabras resbalan como asqueadas. Parecen no tener un significado más allá del absurdo...
Todo es y nada es en un mismo intervalo de tiempo. He ahí la respuesta a la búsqueda insaciable de un por qué a todo cuanto percibimos. Por ello, este espacio va dedicado a razonamientos valiosos en cuanto a diversas interrogantes de la vida (o simplemente alguna evocación de un recuerdo añejado por el paso de las lunas); y aunque algunos postulados puedan tener un carácter contradictorio unos con otros, no por ello dejarán de tener sentido. Así es como toda forma comienza a trazar sus dimensiones: con una maraña de mezclas de diversas naturalezas.
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